aunque nos juremos distintos... todos tenemos algo de iguales.

;)
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No estaba muerta.. andaba pedaleando!

Bueno.. si, rétenme todo lo que quieran. Los dejé botados, lo lamento.

Pues bien, en vista de que no he actualizado esto en un laaaargo rato, les debo una actualización.

Segundo semestre, prácticas en COANIL y CONACE, encontré pega como profesora de gimnasia para embarazadas, ando más en bici y la he enchulado bastante, mis crespos llegan un poco más arriba de la cintura... y eso. Ya, considérense actualizados, jejeje XD.

Pues bien, en mi desaparición, anduve revisando varios blogs, leyendo harto libro gordo y entretenido y bueno viendo también harto paciente (o usuario como lo llamamos desde mi carrera).

Se vienen varias cosillas, así que atentos!

Saludos,
Karlita

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Oportunidad v/s prueba, Round 3

Es que parece que el público es bien gil... o los luchadores arman espectáculos muy buenos.

Pues bien.. el público feliz por la vida se había decidido a mirar adelante, aprender del pasado y entender que la vida te propone cosas geniales en el camino para aprovechar. Enterró aquel show de luchadores en el pasado, tiró los carteles con sus fotos y los afiches con frases de aliento lejos y fijó su mirada en buscar a un nuevo deporte que seguir (y como el Mundial de Fútbol tiene a jugadores bien guapos), se decidió a sintonizar regularmente un canal de televisión nacional.

Pues bien, a los jugadores parece que no le gustaron nada otro expectadores. Quizás lo pasaba bien con este público que lo abandonó... o lo encontraba inteligente, genial, relajado, conciliador o lo que sea. ¿O en verdad le gustaba este público y lo quería de vuelta?

Al parecer la prueba se está tornando en oportunidad para el luchador... y el público no sabe como reaccionar ante eso.

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El clima

Así es.. hoy nuevamente hace frío. Aquí sentada frente a mi humilde tarro tecnológico con un un gorro de lana, guantes sin deditos, chaleco grueso, un chal y mi hermosa bufanda de lana... y eso que estoy dentro de mi casa.

La cosa es que últimamente parece que el "calentamiento global" se fue a lugares mejores y nos dejó con un frío que cala hasta los huesos. Pues bien, en vista de esto, me he dado cuenta de la cantidad de cosas que cambiamos en nuestro diario vivir SOLO porque hace frío.

- Suena el despertador y da lata sacar el brazo de la cama para apagarlo.
- Correr al baño (y saltando de alfombra en alfombra para no entrar en contacto con cualquier baldosa en el camino) y con la ropa en los brazos para - luego de salir de la ducha - cambiarse rapidisimo.
- Obvio que la ducha dura "hasta que te aclimatas". Incluso, hay días en los que uno se ducha por mero placer de entrar en calor.
- En las mañanas es una tortura salir en la bici. Es que pensar en el aire frío y en cómo mis orejas y cara van a sufrir ya me desmotiva.
- Salir a un carrete masivo o en casa ya no es lo mismo (olvídate si te enteraste que va mucha gente y la casa es chica) o peor... vas a una club a bailar. El look de polerita de verano tropical implica resfrío seguro.
- Andar buscando en cada cuneta a los milagrosos vendedores de pantys de polar.
- No tomar nada con hielo... ¡y menos a temperatura ambiente! O caliente o nada.
- Decir "tengo frío" ya no resulta como una línea para atraer a hombres fornidos dispuestos a cobijarte.. ¡ahora todos andan igual de %$"/& de frío que uno!

Y suma y sigue...

¿Y ustedes? ¿Qué han hecho o dejado de hacer porque hace frío?


Saludos,
Karlita

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Oportunidad v/s prueba, Round 2

Pues bien, en una esquina tenemos a la oportunidad, pesando unos decentes "esfuerzos, desafíos y acciones" y en la otra tenemos a la prueba, pesando casi el doble que la oportunidad, pero no más desafiante.

Ambas se igualan en dificultad; las apuestas están sobre la mesa y ni las probabilidades apuntan a que una gane por sobre la otra. El anonadado público no sabe por quién apostar o si debe dejar las apuestas guardadas para otro deporte. Si bien hay varios corredores de apuestas dando sus opiniones y tratando de persuadir al público temeroso de emprender una decisión particular hacia su apuesta, no han logrado todavía generar determinación en las cajas de apuestas. La ganancia en ambas apuestas es grande; en la oportunidad se gana un pasado y en la prueba se gana experiencia y fortaleza. El público no sabe muy bien por quién apostar.

Se acerca el juez del evento (el reloj) y avisa la pronta partida. El embellecido y titubeante público lanza una moneda y decide optar por la oportunidad, pero entendiendo que la prueba es fuerte y grande. Es así como se acerca a la mesa de apuestas y entrega un poco de todo lo que tiene. ¿Quién ganará?

Pues bien, los hechos son los siguientes. El público se muestra enérgico, radiante y embellecido en la batalla y se da cuenta de que aparecen dos bandas en las gradas con quienes el pacífico público debe interaccionar ante la batalla; "las roneras" y "las menguadas". Las roneras alientan la batalla; se acercan al ring y vociferan aliento de forma de que todos en el recinto notan su presencia. Además, cercan al ring y no dejan que nadie más se le acerque, manteniendo la primera y segunda fila ocupadas y tomando de los brazos al pobre ring en plena batalla. Las menguadas, en cambio, se comportan de forma más pacífica y desapersivida, pero están rodeadas de guarda espaldas - quienes a mi opinión no tenían mucho valor que defender - y se mantienen tranquilas... hasta que vislumbran al público, a quien sonríen nerviosamente.

Luego comienza a aparecer la prensa, quienes están ahí meramente por quienes se encuentran en el ring. Pero denotan la presencia del público y lo entrevistan fervientemente, realizando notas biográficas del mismo e incluso invitándolo a bailar al ritmo de la música del lugar. El público lo estaba pasando de lo lindo, sin denotar la mirada curiosa de los batallantes, y se dió cuenta que hace mucho que no hablaba con aquella prensa... o con alguna en particular.

Así el público decidió que esa batalla no valía la pena, quel el ring estaba usado y sin gracia que lo atrayese, que los jugadores deberían incentivar al público a mirarlos y no quedarse el público admirandolos como si fueran algo que nunca podría llegar a ser.



Así que el público canceló su apuesta, optó por marcharse a otro recinto y crear un propio espectáculo musical en otras tierras de este mundo.

Y el público vivió feliz (¿para siempre?).

Saludos,
Karlita (o debo decir... ¿el público?)

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¿Dónde?

El otro día encontré esta historia. Me gustaría compartirla con ustedes.

En cierta ocasión se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y la mujer. Planearon hacerlo a su imagen y semejanza, entonces uno de ellos dijo: esperen, si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza, van a tener un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia igual a la nuestra, debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros, de no ser así, estaríamos creando nuevos dioses. Debemos quitarles algo, pero, ¿qué les quitamos?


Después de mucho pensar uno de ellos dijo: ¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren jamás.

Propuso el primero: Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo; a lo que inmediatamente repuso otro: no, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien subirá, y la encontrará, y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde esta.

Luego propuso otro: Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar, y otro contestó: no, recuerda que les dimos inteligencia, alguna vez alguien construirá una nave por la que pueda bajar, y entonces la encontrará.

Uno más dijo: Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra. Y le dijeron: No, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros.

El último de ellos, era un dios que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses, analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo: creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren.


Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: ¿Dónde?



A lo que el dios contestó: La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán.



Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.




¿Se han dado cuenta de la cantidad de veces que nos dedicamos a buscar la felicidad fuera de nosotros mismos? ¿Y que nos fijamos en lo que nos falta para ser felices y no en lo que tenemos? Inmuerables son los relatos de cientos de amigos a quienes siempre escucho decir frases como "cuando baje de peso... cuando esté soltero/a... cuando los niños estén grandes... cuando termine la U... cuando me vaya de casa... cuando me compre X cosa..." ¿Por qué es que nos afanamos en encontrar y adquirir bienes para ser felices? Hoy te invito a hacerte una promesa de ser feliz desde que aspirar esa primera bocanada de aire en la mañana, durante el día - independiente de cómo se vaya desarrollando - hasta volver nuevamente a la cama y esperar al día siguiente.

Por que la vida es simple y corta... y somos nosotros quienes nos complicamos y empecinamos en hacerla largamente tortuosa.


Me despido desde mi cama, a punto de cerrar felizmente mis ojos para empezar mañana otro día.


Saludos,





Karlita


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La vida en imperativo

Me cansé.. así en serio. ¡Todo el día recibiendo órdenes! Que abrígate, porque hace frío; que no se suba sin pagar su pasaje; deje bajar antes de subir; no traspase la línea amarilla del andén; no hable ni coma en clases; no conteste el celular; no se habla en la biblioteca...

¿Qué onda? ¿Cuál es la gracia de normar todo el comportamiento? Ya, está bien que existan pautas básicas de convivencia entre las personas (onda no robar ni matar) y también para respetar el sistema (pague o se acaba el servicio), pero me di cuenta de que en menos de 1 hora de mi día, recibí cerca de 8 órdenes (ni siquiera peticiones). ¡¡Eso es una cada 7,5 minutos!! O sea, por cada dos canciones que escuche, alguien me va a ordenar algo, sea lo que sea.

Y las órdenes van desde cosas que no me importaría hacer o dejar de hacer, hasta acciones que van en contra de los derechos humanos (como diría mi profe de salud mental). Sí, no me importa pasarte la goma o darte el paso libre para que bajes del bus, pero no me pidas que no diga lo que piense, que no satisfaga mis necesidades naturales de hambre garrafal ni que deje de realizar cosas que me gustan sólo porque a ti - sí, ¡¡¡estoy hablando contigo misma sociedad!!! - no te gusten.

¿Y con qué derecho me siento de ordenarte yo algo a ti? Pues con ninguno, pero aún así voy a exigirte, sociedad, que dejes de ser tan exigente y empieces a ceder. Crea espacios de libre convivencia y libres de poder (sí, porque nadie debería sentirse superior a otra persona). Y empecemos a usar más la frase de "te podría pedir que" en vez de expresiones tipo "pásame/préstame/háblame/enséñame".

Y bueno, las sonrisas y el buen trato nunca están de más.

Saludos,
Karlita

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CLak - CLac!

Wow, mi primera entrada del mes. Se nota que estamos llegando al final del semestre, ¿o no?

En fin, hoy me gustaría hablarles de algo que definitivamente se ve poco (¿o escucha?). El otro día me embarqué en la aventura - que para cualquier chilena de mi edad es una verdadera tortura - de usar zapatos con taco. Así no más, mi día empezó de color gris y se le venían un montón de murallas encima, por lo que al salir de la ducha me propuse ponerme un desafío entretenido para que no terminara del mismo color. ¿La prueba? Pasar todo el día en un par de botas con taco. Eso implicaba cicletear hasta el metro, caminar por la universidad, hacer mis trámites, correr alcanzando las micros, etc. Igual en un principio pensé en las ampollas que me iban a salir, en mis rodillas, en que me iban a decir que me veía como las profes de la u, etc., y además mis zapatillas con mariposas y abejorros me iban a alegar más tarde que no las saqué a pasear, pero bueno, asumí todo eso no más.

Pues bien, como cual protagonista de Sex and the City, me embarqué en mis estilosas botas a conquistar la ciudad.

Lo primero que noté fue un sonido que me recordó mi infancia. ¿Recuerdan a sus madres caminando sobre un piso de baldosas o de madera? Exacto, ese clac-clac que suena con cada paso y que hace notar que una mujer va caminando por ahí. Pues bien, eso me pasó. La verdad es que con las usuales zapatillas que uso, se escucha de repente cómo la goma hace una cierta fricción desagradable contra el suelo, pero esto fue distinto. Además que la altura del taco produce ciertos movimientos extraños - por no decir ondulantes ni de vaivén - en el cuerpo. Y al parecer, me hice notar. Comencé a recibir miradas y uno que otro comentario (no quiero sonar egocéntrica ni nada por el estilo, please) a los cuales no estaba acostumbrada.

¿Se han dado cuenta como un simple cambio puede afectar desde la postura hasta cómo te percibe el resto? Si bien mis tacos no eran de 15cms ni nada por el estilo, me hicieron sentir como las nubes (aunque mis rodillas se sintiesen por el suelo, jeje). Y además, aquel sonido me hizo sentir con los pies en la tierra y "empoderada" de mis propios pasos.

Pues bien, los animo a cambiar algo de uds. cuando los días empiecen o se vengan de color gris. Puede ser algo interno o externo, pero recomiendo algo externo que les recuerde lo que están haciendo (algo como un cuerito de color o incluso una marca en la mano también sirven). ¡Y escuchen! Que la vida no sólo se conoce por la vista =).

Lo que es yo, valoré todos los asientos que encontré en el día y marqué esta prueba con un gran "aprobado" en mi cabeza. ¿Cuál va a ser mi siguiente?

Saludos,
Karlita

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